El Sacerdocio Universal del Creyente

» Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos».

Hebreos 7:20

Cada creyente, teniendo acceso directo a Dios por medio de Cristo, es su propio sacerdote, y está también en la obligación de llegar a ser un sacerdote para Cristo en favor de otras personas.

Este principio,  emana de la doctrina bíblica que afirma la dignidad, el llamamiento y el privilegio comunes de todos los cristianos delante de Dios. Esto significa que toda persona regenerada por el Espíritu Santo tiene libre acceso a Dios sin necesidad de intermediarios humanos, por medio del único Sumo Sacerdote, Jesucristo.

» Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre».

1Timoteo 2:5

Martín Lutero sostenía: » Cada zapatero puede ser un sacerdote de Dios, sin dejar su horma mientras lo hace».

Cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo no solamente tenemos libre acceso a Dios, sino que nos constituimos sacerdotes para aquellos que aún no son cristianos, dándonos Dios el privilegio de ser un puente de bendición que les permita conocer al único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo. Por esta razón, el pueblo cristiano es llamado con propiedad un real sacerdocio.

» Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios…»

1Pedro 2:9

Todos los creyentes sirven como iguales bajo Dios, teniendo a Cristo como nuestro sumo sacerdote.

» Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión».

Hebreso 4:14

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